Todos poseemos un lado obscuro. Un lado dirigido por completo por el ego que es egoísta y reactivo. Cuando estamos en una relación supongo que llegamos al momento de tener que conocer la parte mas obscura de la otra persona para ver si de hecho podemos convivir con esa parte también. Yo personalmente nunca había llegado a tener que aceptar el lado obscuro de mi pareja con conciencia. Mi camino usual era que cuando llegaba a ese lugar obscuro e inevitable, o el partía o yo partía. Pero nunca nos quedábamos a explorar el porque de esa obscuridad ni mucho menos aceptaba el tener que amar esa otra parte de la persona. Simplemente era, no es para mi. Y cada quien seguía su camino. Esta vez es diferente. Nos hemos quedado a ver los lados obscuros de los dos pero juntos. Estamos comenzando un camino hacia el lugar desconocido. Yo personalmente no se donde va a terminar o más bien, como va a continuar este episodio. Solo se lo que voy sintiendo. Una incertidumbre enorme y también mucha gratitud, porque de no haberse quedado a mi lado a explorar esos lados obscuros, seguramente no estaría en el camino de auto-conocimiento en el que me siento ahora. Gracias a este momento y gracias a esa obscuridad, estoy caminando más profundo hacia donde nunca he ido en mi ser. Estoy revelando dimensiones de mi misma que nunca habia volteado a ver y nunca había reconocido. Descubriendo cosas enraizadas en mi que no me habían dejado avanzar y me mantenían repitiendo el camino siempre hasta el mismo punto, solo para volver a empezar quiza con alguien aparentemente nuevo, pero la que era la misma era yo. Era inevitable la repetición si yo nunca había pasado de ser la misma. Por fin siento que pase un limite al que siempre llegaba, un limite que me definía. La vida en ese sentido se había vuelto un loop poco interesante y aparentemente inevitable. Pero hoy me doy cuenta de que llegando a los limites hay aún un mas alla. Y es ahí donde debemos llegar si queremos expandir nuestra mente, conciencia y entendimiento. Cada vez que decidimos ir más allá de nuestros limites, crecemos. Cada vez que enfrentamos lo que nos da terror, crecemos y eliminamos una capa mas de ego que nos limita. El dolor es eso, la purificación de una capa del ego que nos tenía atrapados. Si lo entendiéramos así, entenderíamos que es solo un proceso, no un castigo. Tenemos la tendencia a pensar que todo lo que nos incomoda es un castigo o algo que no deberíamos estar sintiendo, nunca nos detenemos a ver que es un regalo la incomodidad, porque es lo único que nos hace avanzar y crecer y observarnos. La incomodidad es lo que nos motiva a cambiar, buscar y movernos. Sin este movimiento envejecemos y nos marchitamos antes de tiempo. Por eso la gente conformista se le ve tan miserable. Porque cuando llega esa incomodidad que nos ofrece el lado obscuro, prefieren hacerse de la vista gorda y no enfrentar lo que realmente sienten. Prefieren no tener que mover su vida y se quedan ahí, estancados en una infelicidad interminable con tal de no alterar su situación. El más vale malo por conocido que bueno por conocer, es un dicho clásico que describe esta actitud de no crecimiento. Para muchas personas es preferible la rutina segura que el crecimiento que trae consigo incertidumbre. No esta mal, es solo una decisión que toman y esa decisión define la vida que van a tener. Lo que si puedo decir es que generalmente esa decisión acaba por enfermar a las personas que la toman. No hay un solo organismo vivo que pueda rehusar el llamado al cambio, y no comience de inmediato a decaer. El movimiento es la vida. La vida es movimiento constante, cambio constante. Así que hoy piensa en que te incomoda? OBSERVA. ACEPTA. RESPIRA. PIENSA. CAMBIA. MUEVETE.
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